PUNTOS CARDINALES:
OESTE. Aquí nadie apagará nada, sino todo lo contrario.
NORTE. La temática y desarrollo de este blog dependerá única y exclusivamente de la fuerza y dirección del viento.
ESTE. El caprichoso autor se reserva el derecho de inventar un quinto, sexto y sucesivos puntos cuando le apetezca.
SUR. El lector dará a conocer este blog en sus círculos de amigos. Si tiene cuadrados de enemigos, que lo haga también allí.

martes, 18 de septiembre de 2012

El paquete misterioso




               El cartero ha llamado al interfono y me ha hecho bajar porque traía un envío certificado para mí. Si la memoria no me falla, no recuerdo estar esperando ningún envío de nadie, pero mientras bajo las escaleras hago un rápido regreso mental en el tiempo.
               Miro el remitente y ahora sí que me sorprendo. No por quién es, sino por no saber quién carajo es. Se llama Maite. Conozco a una chica con ese nombre, pero no es ella, los apellidos no coinciden. El paquete viene desde Alcorcón, y que me cuelguen del pene si conozco a alguien en Alcorcón. Pero mi nombre y mi dirección vienen inequívocamente escritos como destinatario; escritos a mano. Lleva precinto de lo que parece una empresa de mudanzas y guardamuebles, cosa extraña porque nunca me he mudado de casa desde que nací. Me gusta especialmente la dirección de donde proviene el paquete: calle Alegría.
               En estos tiempos de ordenadores e internet, alegra recibir una carta escrita a mano. Cuando es un paquete alegra no saber qué lleva dentro, la tremenda suerte que tiene uno entre sus manos al sostener algo desconocido, pero que será revelado en breve con sólo romper el envoltorio. Disfruto alargando este instante. Si pudiéramos saberlo todo así. Tener trozos de conocimiento aún no revelado convenientemente encerrados en cajas, o en paquetes convenientemente envueltos, y poder abrirlos sabiendo que no sabes qué hay dentro, pero que pronto lo sabrás.
               No sé si abrir el paquete. Puede contener tantas cosas. Sin embargo, en cuanto lo abra, ya sólo contendrá una, sólo una, y no habrá marcha atrás. Sólo espero que no sea un gato muerto… Pero tengo que abrirlo. Demonios, me muero por saber quién es Maite, qué tengo yo que ver con Alcorcón o Maite conmigo, y qué es esto que ha venido hasta mí desde una calle llamada Alegría.